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viernes, 22 de febrero de 2013

"...Esas Mujeres..."

¿No has encontrado en tu vida una mujer que te ha hechizado durante un momento y que luego ha desaparecido? Estas mujeres son como estrellas que pasan rápidas en las noches de en que el cielo se encuentra desierto. Tal vez la vimos en un balneario, en una estación de buses, en una tienda, esperando un taxi, una de esas mujeres cuya vista es como una revelación, como una floración repentina y potente surge desde el fondo de nuestro ser. Tal vez ella no es hermosa; las que dejan una profunda huella en nuestro espíritu no son las que nos deslumbran desde el primer momento...
Quizá subiendo al autobús, justo frente al mar en el balneario, miramos a las personas que están junto a nosotros. He aquí una mujer, puede que sea rubia, o morena; tiene un pantalón y una blusa sencilla; o quizá un bello vestido. Es una chica en la que no nos hemos fijado hasta que tomamos asiento. Examinemosla bien: mientras los minutos pasan; las olas van y vienen mansamente, el autobús cruza las calles. Examinemosla bien: fijémonos en su cabello, en su boca, en su barbilla redondeada y fina, en su busto. Y veremos como vamos descubriendo en ella secretas perfecciones, cómo va brotando en nosotros una simpatía recia e indestructible hacia esta desconocida que se ha aparecido momentáneamente en nuestras vidas. 

Y en un parpadeo, en cuestión de un segundo, esta mujer se marchará; quedara en nuestras almas como un tenue reguero de luz y de bondad; sentiremos como una indefinible angustia nos aborda cuando la vemos alejarse para siempre. ¿Porqué? ¿Qué afinidad había entre esta mujer y nosotros? ¿Cómo vamos a razonar nuestra tristeza? No lo sabemos; pero presentimos vagamente, como si bordeáramos un mundo desconocido, esta mujer tiene algo que no acertamos a explicar, y que al marcharse se ha llevado algo que nos pertenece y que no volveremos a encontrar jamás.  Por lo personal yo he vivido numerosas veces esto, pues en los veranos iba frecuentemente fuera de la ciudad, en la costa, donde el mar es el lugar predilecto para ir a observar cosas que solo nuestra mente conservara. Solía sentarme largas horas en los balnearios junto al mar. Y yo veía entonces, y he visto luego, alguna de estas mujeres misteriosas, sugestionadoras, que, como el mar azul que se ensanchaba ante mi vista, me hacía pensar en lo Infinito. 

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